En principio, la brecha tecnológica se entiende como la desigualdad en el acceso, uso y apropiación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Sin embargo, que los estudiantes accedan a Internet y cuenten con implementos como tablets, computadores, etc. no reduce la brecha tecnológica. Es decir, a la par de la accesibilidad es necesario garantizar que los profesores tengan las habilidades digitales necesarias para adoptar las herramientas en sus clases, lo cual también implica transformar los planes de estudio en las instituciones de educación media y superior para que sin importar cuál sea la tecnología usada, esta sea el complemento adecuado a los distintos procesos de formación.
Algunas instituciones, como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), han definido indicadores para realizar comparaciones de niveles de brecha tecnológica entre los países y continentes que pertenecen a la organización; algunos de estos indicadores son: la accesibilidad a equipos de cómputo por parte de los estudiantes en los colegios e instituciones académicas promedio por país y el nivel de adopción de e-learning, lo cual se midió por la cantidad de cursos en línea terminados (por país).
Respecto al primer indicador, el panorama en Latinoamérica es el siguiente: en Colombia la proporción es 1:3,7, es decir, hay 1 computador por 3,7 estudiantes; en Chile la proporción corresponde a 1:4,7; en Perú, 1:7,9; Argentina, 1:14,1 y México 1:15,5. Aunque estas cifras podrían ser mejores, como ya se ha mencionado, la accesibilidad no garantiza la reducción de la brecha tecnológica, también es fundamental implementar e-learning.
El e-learning es un espacio virtual de aprendizaje que complementa los cursos presenciales y facilita la experiencia de la educación a distancia. En América Latina, los estudios indican que los cursos virtuales tendrán un crecimiento potencial proyectado a 2020 y progresará hasta alcanzar más de 10.000 millones de dólares para 2025. Para llegar a este punto, se propiciará una transformación en los hábitos de los estudiantes, debido a que en el momento, la tasa de terminación de cursos indica que 9 de cada 10 inscritos abandona su curso online.
De otro lado, según el libro Endeavor INSIGHT Edtech: las habilidades del futuro a un solo clic, en América Latina, el sector EdTech (conjunto de aplicaciones, empresas y servicios tecnológicos orientados a la educación) está en una fase de crecimiento que ha tomado impulso en los últimos 3 años. Así, instituciones de educación superior han liderado este cambio, por ejemplo, la Universidad Católica de Chile “ofrece, en formato online, más de 120 diplomados, más de 40 cursos y alrededor de 15 MOOCs” (p.26).
Aunque los modelos educativos de muchas de las instituciones académicas en Latinoamérica aún están enmarcados en el molde tradicional, aspectos como la innovación disruptiva, los cambios de la economía global y la innovación tecnológica en las empresas, impulsan a las instituciones académicas a apropiarse de herramientas que les permita reducir la brecha tecnológica, y así el sector de tecnología ha crecido para suplir esta demanda.
En América Latina, el Grupo INGCO facilita los procesos de formación por medio de la implementación de tecnologías educativas (EdTech). A la fecha, Ingenio Colombiano a través de Virtual Plant y Virtual Pro brinda herramientas como infografías, laboratorios virtuales, recursos digitales a más de 200 instituciones y ha permitido que por lo menos 20 poblaciones rurales con difícil acceso a la tecnología reciban capacitación. Consecuentemente, el Grupo INGCO ha diseñado un conjunto de aplicaciones orientados a mejorar los productos y servicios del sector educativo, liderando la reducción de la brecha tecnológica en América Latina.